domingo, 6 de diciembre de 2009

Lencería para atrapar amores



A la hora de seducir, quien más o quien menos maneja su técnica o truquillo para avivar pasiones. Pero tal vez el artilugio más sencillo de conseguir y al alcance de todos los bolsillos son las prendas íntimas de colores audaces, texturas incendiarias y broches provocativos. Por lejos, los autoproclamados reyes de esta tendencia son David y Victoria Beckham, quienes confesaron que la única manera de mantener la pasión en su matrimonio de 10 años era el juego erótico que cada noche hacían al sacarse la ropa interior que él le compraba a ella y ella le lucía a él.
Entre las chilenas las cosas no parecen tan absolutas, aunque se abren a la tendencia. Hilá Wolf, diseñadora de vestuario que se ha dedicado a la creación de esta ropa, cree que “la chilena es más reservada hacia fuera que con la ropa que usa dentro” y “que cada vez se pone más osada”.
Con la cantidad de opciones que hay hoy en día y lo diminutas que son algunas prendas, cuesta creer que alguna vez las mujeres sólo se conformaran con usar pantaletas hasta las rodillas. Según un artículo publicado en www.dibam.cl, hasta comienzos del 1800 a modo de ropa íntima sólo se usaban camisolas que a veces hasta se cubrían con enaguas. La mayoría llegaban hasta los tobillos y eran de telas muy pesadas. Fue sólo recién en el siglo XIX que llegó la revolución al vestuario femenino de la mano de los calzones. “Como todas las prendas de ropa interior que irían apareciendo, los calzones fueron inicialmente usados por las damas bien. Para mantener el recato, su largo no debe extenderse por debajo del vestido. Esto se debe a que, revelar partes de la ropa interior, es un gesto erótico femenino que simbolizaba el acto de desnudarse”, dice parte de los textos mencionados en la web.
Probablemente de esa frase hoy sólo se pueda rescatar la impresión que provoca y el hecho de que mostrar el borde del calzón o dejar que se trasluzca el sostén podría considerarse apenas algo insinuante. El resto no parece más que una jocosa anécdota de tiempos que, por suerte, ya pasaron.
La ruta
Una alternativa para obtener prendas atrevidas es la tienda Tentación, ubicada en el Paseo Las Palmas, donde pueden encontrarse trikinis con colaless, transparentes, bordados y con portaligas incorporadas por $27.000 o un baby doll rojo con corazones y rosas, que le dan un toque romántico por $14.000. “Los clientes llevan de todo”, dice María José, la brasileña que atiende este local. También hay portaligas por $4.000 y panties por un poco más.
Victoria Beckham ha dicho que el secreto para alimentar la pasión con su marido David es la ropa interior que él le regala, únicamente con el afán de quitársela luego. Al igual que el futbolista, es común que hombres vayan en busca de alguna prenda sensual para sus parejas, aunque la mayoría de las compradoras son mujeres.
María José dice que muchas de sus clientas son novias y amigas de novias que compran corset blancos para alguna despedida de soltera. El corset es una prenda sexy por excelencia que recuerda los atuendos utilizados en la película “Moulin Rouge”. Según el texto ya mencionado, el corset data de fines del siglo XVIII y “el principal objetivo de este adminículo era disminuir el contorno de la cintura y enfatizar el tamaño del busto, aumentando su atractivo sexual”.
María José señala que la demanda de esta clase de productos no tiene límite de edad. “Hay caballeros que vienen todos los meses para comprar algo para la esposa y tienen sesenta y unos pocos”, y entre risas agrega “uuuuh, aquí llegan unos viejitos comprando cada cosa”.
Según ella, los caballeros que van a comprar suelen llevarse alguna prenda sexy y además un disfraz y muchos de los compradores le cuentan con total soltura sus historias y le admiten que los productos que llevan no son para sus maridos o esposas, sino que para sus amantes. “Aquí parece un diván de sicóloga”, dice.
En las multitiendas la ropa interior no es extremadamente audaz y se ven, a lo más, algunas prendas con encajes, diseño aleopardado y transparencias. Pero en el Mall Apumanque hay una alternativa: la tienda Tin Boll, donde se exhibe un conjunto rojo transparente con corazoncitos y una faldita que cuesta $7.990. Los baby dolls cuestan $5.000 o $6.000. Sobre sus clientes, Camila, la vendedora, coincide con que las que compran son más mujeres que hombres y que “todas vienen a comprarle a la amiga”.
Pero no hay para qué avergonzarse. La ropa íntima puede reflejar la personalidad. “Tú para vestirte diariamente tienes en Chile, sobre todo, muchos patrones, muchos paradigmas sociales, pero con la ropa interior puedes saltarte de esos patrones y ser tú (...) te identifica mucho más, tiene tu personalidad, demuestra mucho cómo tú eres”, dice Hilá Wolf y agrega: “Porque tú no puedes ir a trabajar con un vestido rojo, pero sí puedes ponerte ropa interior roja si es que te gusta, si es que a ti te representa”.
En cuanto a los colores, precisamente Camila y María José coinciden en que los predilectos para la lencería casi siempre son el negro y el blanco. “Las más osadas se llevan el rojo”, dice la vendedora de Tin Boll, quien agrega que “la que siempre viene a comprar baby doll acá es Pamela Díaz, y disfraces también”.
Para las más refinadas, la tienda Coty’s trabaja exclusivamente con algunas marcas europeas como Selmark, una línea española que trae un baby doll azul petróleo, que también está en negro y morado, con grandes vuelos y transparencia en el busto y que, además de ser bellísimo, tiene una cómoda caída. Échele el precio eso sí, $76.990. Tras preguntarle a la vendedora si tenía algo más accesible, la respuesta fue “se vende súper bien acá”. En todo caso, sí tienen alternativas más económicas, que rondan los $20.000, pero claro, no se venden tan bien ni cautivan tantas miradas.
En Coty’s, además, trabajan con la marca francesa Simone Péréle, que ofrece diversos conjuntos de sostén y colaless absolutamente transparentes. Eso sí, en el precio nuevamente le ponen un poco más de color. Un calzón puede bordear los $50.000 y un sostén los $90.000. Un lugar para las que derrochan (en) amor.
Para finalizar, una alternativa ultra económica es Cla-Ce, un pequeño negocio ubicado en Dardignac 459, en el barrio Patronato. Ahí los baby dolls con encajes y transparencias cuestan $2.590, una media liga $1.990 y el portaligas que le hace juego lo mismo. Un colaless rojo satinado puede conseguirse por $790. Claudio, el vendedor, dice que la edad de los clientes va generalmente entre los 25 y 40 años pero que “hay un porcentaje también de niñas de entre 15 y 20 años que vienen a comprar”.
La diseñadora Hilá Wolf cree que la forma en que ciertas prendas de lencería moldean el cuerpo no es un detalle menor a la hora de elegir, porque “hay ropa íntima que te ayuda un montón y eso da mucha seguridad. Los sostenes con push up, por ejemplo”.
Pesos más o pesos menos, no hay que olvidar que la ropa interior no es más importante que la exterior, aunque para las chilenas que buscan cautivar en la cama, definitivamente, el estilo va por dentro.
LENCERÍA CON RELLENO
Hilá Wolf dice que, a diferencia de Chile, en Brasil se usan rellenos de trasero para aumentar el ritmo y la intensidad del juego erótico.
“Acá todavía no se usa mucho. En Chile hay un culto a los pechos, por eso se usa mucho más relleno en sostenes. En Brasil está el mismo tema, pero en los calzones”.
Ambos tipos de relleno pueden conseguirse en la tienda Cla-Ce de Patronato.


Fuente:

La Nación

6/12/09



No olvides visitar


No hay comentarios: