martes, 21 de julio de 2009

Consejos para lograr un matrimonio financieramente feliz


Como toda organización la unión conyugal debe permitir, incluso fomentar el desarrollo de las metas personales e individuales de cada uno de sus integrantes.
Uno de los sentimientos más preciosos e intensos que vivimos los seres humanos es, sin duda, el amor de pareja: ése que se cultiva día tras día y nos hace sentir completos en nuestros corazones.
Cuando este amor se corona a través del matrimonio, nace la esperanza de crecer y de formar una vida plena, larga, saludable, pero sobre todo feliz junto con la persona amada.
Como todos sabemos, el matrimonio además de ser un momento que nos genera profunda emoción, es también uno de los cambios más significativos e importantes a los que nos enfrentamos en la vida.
Como en cualquier otro cambio, las consideraciones y decisiones financieras juegan un papel esencial, papel que lamentablemente muchas parejas dejan de lado al complicar de esta forma el destino y desarrollo de la relación.
Por más que la pareja haya platicado acerca de lo que cada uno espera y aparentemente todo se encuentre en armonía, ahora las metas deberán manejarse entre los dos, lo cual es mucho más complicado que hacerlo de forma individual.
Por ello es importante que se preparen en este aspecto, para lo cual ofrecemos los siguientes consejos:
• Compartan los aspectos importantes de su vida. Muy pocas parejas hablan de sus planes personales y discuten acerca de sus metas antes de casarse. El resultado muchas veces es fatal y termina con muchos matrimonios.
El dinero y sus finanzas son sólo un punto que deben compartir, otros incluyen sus perspectivas para tener y cuidar de sus hijos, de sus planes laborales, metas personales, etcétera.
Una pareja debe compartir y entender profundamente los aspectos importantes y las necesidades propias y del otro. Nunca deben dejar que sus emociones, como el romance o el amor, los cieguen con respecto a estas necesidades.
• Establezcan metas en conjunto. Desde antes de casarse, las parejas deberían establecer metas comunes, en armonía con sus objetivos individuales.
Una vez casados, deberían tomarse un tiempo cada mes para discutir acerca de estas metas y establecer nuevas prioridades comunes a futuro.
El matrimonio es como un bote en el cual cada individuo tiene un remo, deben asegurarse de remar juntos, hacia la misma dirección.
• Manejar las Finanzas Personales en común o individual. Algunas parejas deciden que es mejor tener cuentas separadas y manejar su dinero en forma individual, mientras que otras deciden compartir sus recursos y manejarlos de forma conjunta.
Ambas estrategias funcionan, siempre que los dos integrantes de la pareja crean en ellas profundamente. Desde un punto de vista filosófico, en el cual el matrimonio se concibe esencialmente como compartir, muchos prefieren la segunda.
Cualquiera que sea la decisión de la pareja, un hecho importante es que nunca deben esconder dinero uno del otro.
Asimismo, si uno de los integrantes de la pareja tiene un ingreso y un patrimonio acumulado sustancialmente mayor que el otro, jamás debería asumir una actitud de poder y control sobre el dinero y las metas financieras de ambos.
Cuando la confianza no existe, lo demás no importa: el verdadero matrimonio se habrá extinguido.• Acordar el régimen matrimonial bajo el cual desean unirse. La ley mexicana prevé dos tipos de régimen matrimonial:
1. Régimen de sociedad conyugal. Implica que los bienes producto del matrimonio pertenecen a la pareja en proporciones acordadas en el establecimiento de dicha sociedad, aunque también las deudas.
Sin embargo, es muy importante que se elabore una lista notariada de los bienes que cada uno tenía antes de casarse, ya que de lo contrario un divorcio podría complicarse mucho.
Cuando una pareja decide casarse bajo este régimen, el establecimiento de un contrato prenupcial, en el cual se detallen los derechos y obligaciones que tendrá cada integrante de la pareja como miembro de la sociedad conyugal, puede ayudar de forma decisiva en el sano desarrollo del matrimonio.
Además, si a dicho contrato se le añaden cláusulas relativas a la disolución de la sociedad por las distintas causas que indica la ley, puede resultar sumamente útil para ambos en caso de que decidan separarse.
2. Régimen de bienes separados que puede ser total o parcial. En el primer caso, establece claramente que los bienes de la pareja pertenecen a quien los aportó, lo cual simplifica notablemente los trámites en caso de separación.
En el segundo, los cónyuges deben establecer una sociedad conyugal para aquellos bienes que se decide no incluir en el régimen de separación.
En ambos casos, el establecimiento de un contrato prenupcial puede apoyar decididamente el sano desarrollo de la relación y ser muy útil en caso de que el matrimonio lamentablemente decida terminar. Cabe aclarar que en ninguno de los casos se reducen las obligaciones legales y morales.
• Determinen sus necesidades de aseguramiento. En muchas parejas, aunque ambos trabajen, el cumplimiento de las metas dependen de los ingresos de ambos. Por ello es importante que, en caso de un imprevisto, se encuentren debidamente protegidos.
• Hagan o actualicen sus testamentos. Muchas parejas lamentablemente no hacen testamento, con lo cual no pueden proteger sus bienes ni a las personas a quienes quieren dejar su legado de forma efectiva. Si tienen hijos, deberían discutir quién será su tutor en caso de que ambos fallezcan.
Te invito a que me envíes tus preguntas, dudas y comentarios a través de mi página en Internet: http://eleconomista.com.mx/notas-impreso/finanzas-personales/2009/07/20/www.planeatusfinanzas.com así como a mi correo jlanzagorta@eleconomista.com.mx


Fuente:

El Economista

21/07/09



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